Posteriormente Mella
entró en contacto con el líder opositor haitiano Charles Hérard, que a
su vez encabezaba el movimiento La Réforme. Juntos consiguieron derrocar
a Boyer en 1843, pero inmediatamente Hérard mandó encarcelar a Mella en
Puerto Príncipe (Haití).
Sin embargo, en esta misma
ciudad estalló una rebelión contra Hérard, quien sólo pudo dominarla
con la ayuda de Mella y sus veteranos encarcelados, por lo que en
agradecimiento los liberó. Mella y sus seguidores marcharon hasta Santo
Domingo, se hicieron con la parte oriental de la isla, de cultura y
lengua española, y declararon formalmente su independencia respecto de
Haití, así como la proclamación de la República Dominicana, en febrero
de 1844.
Se cuenta que aquella noche del 27 de febrero de 1844,
cuando se encontraba reunido con otros conjurados en la puerta de La
Misericordia, Matías Ramón Mella atinó a disparar un trabucazo ante la
vacilación que amenazaba dar al traste con los propósitos
independentistas. «No hay tiempo de retroceder -parece ser que dijo-.
Habremos de ser libres o morir, es la consigna. ¡Viva la República
Dominicana!» Y enseguida disparó su trabuco. Posteriormente, los
patriotas marcharon hacia el baluarte de San Genaro (hoy puerta del
Conde), en donde otro patricio, Francisco del Rosario Sánchez, proclamó
ante el mundo el nacimiento de la República Dominicana.
Al
producirse el Grito de Capotillo (16 de agosto de 1863), ya muy
enfermo, Mella ocupó la Vicepresidencia de la República del gobierno de
la Restauración. En este cargo se mantuvo hasta su deceso en 1864.
No hay comentarios:
Publicar un comentario